En el vasto mundo de los videojuegos, donde las oportunidades son infinitas, emerge en enero del 2016 «Punch Club» como una brisa de aire fresco. Desarrollado por el estudio independiente Lazy Bear Games, con su base en Rusia, esta compañía ha demostrado su habilidad para crear experiencias únicas y atractivas, y Punch Club no es una excepción, al ofrecer una perspectiva singular dentro del género de simulación de boxeo.

Lanzado este mismo año, Punch Club 2 toma el relevo de su predecesor con una propuesta aún más ambiciosa. El juego sigue apostando por un enfoque estético de píxeles que evoca la nostalgia de los juegos retro, pero en esta entrega, los gráficos han sido notoriamente mejorados, dando cohesión y pulido a toda la experiencia visual. Aunque en primera instancia pueda parecer simple, este estilo contribuye a una atmósfera única que lo distingue.

En la secuela, los jugadores asumen nuevamente el papel de un luchador, pero esta vez encarnan al hijo del protagonista de la entrega previa. A medida que avanzamos, nos enfrentamos a decisiones cruciales y desafiantes en busca de respuestas sobre el paradero de nuestro padre desaparecido. La gestión del tiempo, el entrenamiento físico, la alimentación y las interacciones sociales siguen siendo elementos fundamentales para el desarrollo de la trama. Además de la incorporación de la compatibilidad con mandos, esta secuela presenta mejoras sustanciales, incluyendo una ampliación del árbol de habilidades, la definición de tres tipos de ranuras para habilidades (activas y pasivas) y la introducción de una rama de talento única que se desbloquea al disfrutar películas en casa de Henry, el vecino de al lado.

Sin embargo, esta secuela enfrenta desafíos que limitan su potencial como un título imprescindible. En primer lugar, la carencia de innovación en comparación con su predecesora es notable, ya que no logra incorporar elementos significativos que diferencien la experiencia de juego. Además, la calidad narrativa sigue siendo una preocupación, sin mejoras destacables, lo que puede resultar en una trama menos cautivadora para los jugadores en busca de una experiencia envolvente. Adicionalmente, en ciertos momentos, la sensación de estar reviviendo la primera entrega puede deslucir la experiencia, generando una falta de emoción y novedad. La combinación de estos aspectos contribuye a que la secuela no alcance el potencial esperado por los fanáticos, dejando espacio para un mayor desarrollo en futuras entregas.

El apartado sonoro de Punch Club 2 contribuye a la atmósfera retro del juego. La música de fondo evoca sensaciones propias de los años 80 y se adapta a la perfección a las secuencias de entrenamiento y combate. Los efectos de sonido, desde los golpes hasta los rugidos de la multitud, están cuidadosamente ejecutados, enriqueciendo la inmersión en la experiencia.

En cuanto a la duración, Punch Club 2 ofrece una flexibilidad dependiendo de la aproximación del jugador. Completar la historia principal puede llevar poco más de 15 horas, pero la exploración exhaustiva de todas las ramas de habilidades y la maximización del potencial del personaje pueden extender significativamente la experiencia.

En conclusión, Punch Club 2 es una secuela digna de Punch Club, destacando por su estilo gráfico nostálgico y su jugabilidad profunda. Lazy Bear Games ha conseguido volver a combinar de manera efectiva elementos de simulación, gestión y combate en una experiencia única. A pesar de los momentos de monotonía, la capacidad de moldear la historia con resoluciones locas, agrega un valor incalculable a una historia bastante sosa. Si buscas un juego de gestión desenfadado con diálogos desternillantes y situaciones loquísimas, sin duda Punch Club 2 debería de estar en colección.

Punch Club 2 ya se encuentra disponible en PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series, Nintendo Switch y PC