Existen juegos grabados a fuego en nuestros recuerdos de lo que significaron de críos, tantos que a veces no son como parecen. Años después decides darle una nueva oportunidad, como si son veinte años de diferencia, y lo que te encuentras es algo diferente.

Estas últimas semanas he estado emitiendo una serie de directos de Illusion of Time, un RPG de Super Nintendo al que guardo gran cariño. La historia que hay detrás puede que sea muy parecida a la de otros jugadores, pero la mía tiene a mi Padre como centro principal de la historia.

No será la de veces que la he contado en algunos artículos en el blog y por no repetirme, haré un pequeño resumen.

En el rastro de Valencia, mi Padre tenia un conocido entre los que traían cosas de videojuegos. Uno de esas mañana que decidí acompañarle, le ofrecieron el juego porque le acababa de llegar como novedad, enseñándome su enorme caja con el libro de pistas. La realidad es que no tenia ni idea de lo que me iba a encontrar, pero le dije que lo quería, por lo que, tras negociar, me lo pude llevar a casa.

Estuve una larga temporada atascado en la aventurita de Will, tantas veces que me cuesta recordarlas. Siempre que llegaba a un punto de la historia, se me hacia difícil y no conseguía avanzar, pero en vez de sacar paciencia, volvía a empezar el juego hasta volver al mismo punto.

De todas formas, poco me importaba entonces avanzar, porque el juego me divertía de igual forma y más por ser un regalazo de mi Padre. Desde entonces, siempre lo he tenido guardado en un pequeño rincón de mi cabecita y a día de hoy tengo un buen poster y una copia del juego de Snes, sin la caja grande por desgracia.

Un buen amigo me incito a jugarlo en Twitch hace unas semanas y aunque no quería destrozar los recuerdos de mi niñez, quise ponerme con ello y saber exactamente en qué punto de la historia me quedaba atascado.

Lo más gracioso o más bien, para mi sorpresa, es que el punto donde me quedaba atascado sucedía en las tres primeras horas de juego. Las risas que me pude pegar, fueron legendarias, pero a la vez, era como que por fin hacia justicia a mi niño interior.

Tuve que parar de jugar un momento para darme cuenta que donde me quedaba atascado no era tan complicado y que, si hubiese mejorado a Will en las primeras horas de la historia, habría sido pan comido. La cosa es que de niño uno no tiene paciencia y al final vas a lo que vas, sumándole que fue mi primer RPG y creía que solo tenia que avanzar sin pensar en nada más que en la historia.

Por lo demás, me hizo gracia como hubo veces que estuve dando vueltas porque no sabia donde ir, a lo que me di cuenta que los juegos actuales me han malacostumbrado a que te lo den todo marcado, incluso los juegos de rol. Aún así, conseguí avanzar hasta completar el juego en unas catorce horas, siendo la parte final un momento especial.

Cuando salieron los créditos finales, aún ni me lo podía creer. Lo único que pasaba por la cabeza era “Hice justicia a mi niño interior” y acto seguido emocionarme tras recordar aquellos maravillosos años.

Si te estas pensando darle una oportunidad, aunque su guion es algo simple, cumple su función y hay situaciones bastante duras que te hacen reflexionar sobre ello. Para la época, pasó algo desapercibido y más porque no había internet por medio, pero entre la comunidad de jugadores es bastante conocido junto a Terranigma y Secret of Evermore.

Puede que le de otra oportunidad en un futuro, pero por ahora… Voy a disfrutar de haber hecho justicia al pequeño Rober, se lo merece el pobre.