Cuando se espera un juego que está llamado a ser firme candidato al juego de la generación, los focos y el centro de atención del mismo pueden jugar una mala pasada. Hoy tengo el placer de analizar, por ofrecimiento por parte del dueño del blog y por gusto, el que sin duda es uno de los mejores juegos que he jugado en toda mi vida. No mencionaré la palabra GOTY, puesto que son muchos los factores que entran en juego (entre ellos la subjetividad) ni tampoco del juego de la generación. Creo que no sería justo este último galardón. Pero sí que adelanto que, sin inventar la rueda, The Last of Us Parte II es un juego diferente.
Naughty Dog sabe lo que hace desde la pasada generación. Reinventándose con un Uncharted, hasta darnos una grandísima saga, continuó con un juego que no pasó desapercibido para nadie, The Last of Us. Poco hay que hablar ya de ese juego, puesto que estoy aquí para hablar de la continuación directa del mismo, pero sí que adelanto, por si aún queda algún despistado, que tanto el juego original como su DLC titulado Left Behind son obligatorios para comprender todo lo que veremos aquí.

The Last of Us Parte II parecía que no llegaba, anuncios, rumores, tweets, y una esperadísima fecha de lanzamiento, la cual fue retrasada en varias ocasiones hasta que, por fin, el pasado 19 de Junio salió al mercado. La espera, ha merecido la pena, puesto que, aunque ha sido larga, el resultado del producto es de sobresaliente. Y esta valoración no numérica es la que atribuyo a todos y cada uno de los apartados que mencionaré en este análisis, con un par de mejoras, pero que para mí como jugador quedaron en el olvido. Ahora os la cuento.
De la historia, poco tengo que decir puesto que lo más mínimo puede destripar cualquiera de lo que veremos en las (aproximadamente) cuarenta horas de juego. Una historia contada a través de flashback, contados de tal manera que, cuando vemos el final del juego, comprendemos absolutamente todo. Entenderemos el por qué de las decisiones de nuestros personajes, por qué se llama Parte II, y no The Last of Us 2. Veremos el final de un viaje, que comienzan en 2013 con su primera entrega y, pasando por su DLC, termina en este 2020 con todas las reacciones a sus respectivas acciones. Una historia cuidada, llena de recuerdos, de explicaciones, de vivencias, sentimientos y, que a mi parecer, es lo más cercano al cine que he vivido nunca a un videojuego.

The Last of Us Parte II no es un fanservice que da al jugador lo que quiere, y no por eso es peor juego. Es más, diría que incluso eso es otro motivo más de los muchos para ser la obra maestra que considero que es. Y a pesar de la explícita violencia que ofrece el juego, The Last of Us Parte II no es un juego violento. Suena contradictorio quizás, pero para entenderlo, hay que jugarlo.
Por último, comentar que The Last of Us Parte II nos obligan, en ciertos momentos, a hacer cosas que no queremos hacer, pero que tenemos que hacer. Un sentimiento que solo he vivido con un único juego, Shadows of the Colossus.

Con esto, paso a contaros la parte jugable del mismo. En cuanto a mecánicas, la evolución con respecto a su primera entrega es mejorable, ya que más que evolución, es mejora y perfección, pero se mantiene igual. Decir que lo que está bien es mejor no tocarlo, tiene su veracidad, pero se podría rebatir. Y más cuando quien está detrás de esto, es Naughty Dog, una desarrolladora capaz de haber arriesgado más, y seguramente cumplido, con un pequeño salto en el apartado de mecánicas de juego. Pero como decimos, al menos lo que ofrece roza la perfección. Las acciones de sigilo mejora, gracias a la mejora de la IA. Ahora, los enemigos no solo nos ven a nosotros, sino a nuestro compañero en el caso de ir acompañado de otro personaje controlado por la IA. Este compañero normalmente ha respondido acorde a lo que se le puede exigir, ayudarnos en combate disparando a enemigos o siguiendo el sigilo. Estas acciones de nuestros acompañantes pueden ser modificadas en el apartado de la dificultad del juego, para poder hacerlo lo más adaptado a nosotros mismo.
Y en el sigilo han sido, en mi partida, un par de veces la que este compañero nos ha delatado, o bien por hacer una cobertura a destiempo o bien porque la IA enemiga, como decimos, ya no sigue un patrón. Los enemigos, en caso de estar alerta, o en combate, responden a las mil maravillas, pues ellos mismos hacen también coberturas, rodeos e incluso nos busca de manera exhaustiva bien por la hierba, o bien por los escondites que nos ofrecen los escenarios.

El resto, poca evolución respecto al primero, como ya he adelantado. Un sistema de cambio de armas idéntico al primero, que no es malo, y prácticamente, las mismas armas. un revolver, la pistola clásica, arco, botella y ladrillo… y un par de pequeñas novedades atractivas en el arsenal que ya descubriréis.
Por otro lado, el banco de mejora de armas, uno de ellos, especial. Pocas mejoras hay para cada arma, pero bajo mi criterio, muy notoria en cuanto a resultado de la misma. Los recursos para la mejora de estas armas son algo reducido, aunque explorando bien, podremos mejorar casi todas las armas.
El resto de actividades que hacer en los niveles, o escenarios, una muy satisfactoria exploración, puesto que encontrar notas nos empapa del lore del juego, y nos nutre de recursos para la elaboración de botiquines, cóctel, y demás recursos. Lo que sí que he notado es un reparto un tanto agradecido, cosa que no debería ser en un juego de supervivencia, en el que seguimos sin poder desperdiciar balas, pero a cambio, creo que sí se nos ofrece objetos de mejoras para la salud. Es cierto que los enemigos son abundantes, pero The Last of Us no era un juego fácil, y Parte II a mi criterio, sí que lo es.
También vemos alguna que otra novedad en los enemigos, de lo que poco tendremos que decir para no estropear nada.

El apartado audiovisual es superlativo en el catálogo exclusivo de PlayStation 4. Exprime al máximo, o mejor dicho, es el máximo exponente, al menos visual, de la consola. Escenarios grandes, cuidados, con efectos visuales, con alteración de los escenarios según nuestras acciones, y con un mimo nunca visto en los juegos de la propia compañía.
En el apartado sonoro, vuelve la calidad gracias a un Gustavo Santaolalla que vuele a hacer un derroche de todas las capacidades y cualidades que posee el músico argentino.
Tras escribir todo esto, solo me queda decir el por qué digo en el primer párrafo que The Last of Us Parte II es un juego diferente. Y eso no lo sabes a lo largo de la aventura. Lo sabes cuando estás mirando las letras del final del juego. Es ahí cuando se entiende todo.