Daymare: 1998 es el juego del que os traigo hoy el análisis y, para ir haciendo hueco, de antemano digo que es una compra obligada para los amantes del género. Toca ahora desarrollar esta afirmación.
El título está desarrollado por Invader Studios y editado por Destructive Creations para PC (versión que llegó en el segundo semestre del pasado año), Xbox One y PlayStation 4, versión analizada y de la que hay disponible una simple, pero preciosa y elegante edición física del juego, distribuida en España por Meridiem Games.
Se suele leer por redes sociales que Daymare es una copia barata de los juegos clásicos de Resident Evil, y a mi criterio, es una afirmación de la que no estoy nada conforme. Que Daymare bebe de la fórmula de la saga Resident Evil, es una evidencia, pero hay que saber diferenciar muy bien entre plagio e inspiración.

Daymare es un juego por sí solo, como lo son Silent Hill, Resident Evil y, entre muchos otros, DeadnSpace. Cada uno tiene su peculiaridad, y Daymare tiene su peculiaridad como para calificarlo como copia.
La historia del título no es el pilar fundamental del juego, y más bien por cómo es narrada que por otra cosa. Uno se acaba enterando de todo, ya que abren varios hilos. Como el propio nombre del juego hace referencia, la historia transcurre en 1998, y encarnamos a uno de los miembros de la organización militar H.A.D.E.S. y nuestro objetivo no es otro que investigar sobre lo ocurrido en un incidente en la base de Hexacore. Nada fuera de lo común si no llega a ser porque ese incidente ha desencadenado un virus y ha mutado en personas. El resto, lo descubriréis por vosotros mismos.
Procedo ahora a meterme de lleno en la mecánica jugable. Para mí, el pilar base del juego. La fórmula clásica de los Survival Horror de los juegos de la época quedan a día de hoy muy desfasado. De hecho, ni los más puristas son capaces de afirmar que a día de hoy esa mecánica sigue siendo la mejor a día de hoy. Pero para seguir respirando ese aliciente de tensión, a día de hoy ha habido algunas novedades para adaptar ese género a plena actualidad. Y esto Daymare lo consigue sobradamente. Voy por partes.

La cámara de Daymare permite que veamos en tercera persona a nuestro personaje, y con una cercanía que incomoda ver, sin ser esto una crítica (de hecho, al revés), lo que el jugador tiene a ambos lados. Y obviamente, lo que hay detrás no podremos verlo hasta que no nos cacen. Para esto último, hay un comando para girar a nuestro personaje 180º, implementado ya en los últimos juegos del género.
El movimiento de nuestro personaje, sin ser tosco, es muy limitado, y esto hace que en una adversidad que nos encontremos muy de cerca, por despiste o porque los desarrolladores así lo han pensado, pasemos un momento de sobresalto. Y pasa, no lo dudéis.
En este juego, no hay pausa, y es algo que sinceramente me ha encantado. Me ha encantado mucho, pero también me ha fastidiado. Podremos investigar a nuestro antojo el inventario, revisar el mapa, todo, el tiempo que queramos, pero no podremos nunca dejar de estar en contacto con el mundo y el entorno virtual. Y esto hace que la tensión aumente, y más en ciertos momentos. Una pasada, pero a un coste alto también.

Otra de las mecánicas que más me han gustado, recordándome vagamente al primer Mafia, el sistema de recarga de nuestro armamento. Hay dos tipos de recarga, y es a nuestro antojo. Lento, sin desperdiciar ningún arma (el jugador coge el cargador, lo quita, y se lo guarda para un futuro) o la rápida (donde el jugador tira el cargador al suelo independientemente si tiene una o siete balas para cambiarlo por otro de la manera más rápida posible. Esto hace que luego tengamos que volver a por ese cargador si no queremos dar por perdidas las balas que aún quedaban en el mismo).
La importancia del mapa es vital en el desarrollo tanto del juego, como de la historia y, muy importante, de la mecánica del juego. el diseño de niveles es algo que personalmente me ha llamado mucho la atención, no porque sea espectacular, sino porque algo tan bueno ha sido desarrollado por un pequeño estudio.
Por último, llegamos ya posiblemente a la asignatura pendiente del juego, y aunque soy consciente de lo que he dicho justo en el párrafo de arriba, creo que el apartado audiovisual podría haber salido algo más pulido. De hecho, creo que más que falta de presupuesto, ha sido falta de tiempo, por acuerdos de plazos de entrega o por prisas por lanzarlo, no lo sé, pero sí que veo una pequeña falta de tiempo. No es que sea un apartado visual ni sonoro malo, quiero destacarlo, pero podría ser mejor.

Hay cierta diferencia entre una escena de vídeo, que suelen presentar una calidad algo inferior a la potencia de hoy en día, y luego un gran trabajo visual cuando tenemos el control de nuestro personaje.
En el apartado sonoro, un perfecto doblaje, pero unos efectos sonoros un tanto desfasados ya sobre todo en las escenas de vídeo. Por suerte, en la parte jugable, los goteos, ruidos inesperados y demás cumple con creces.
En resumen, Daymare: 1998 es un gran juego del género que no hay que comprarlo con ningún Resident Evil, ni pasado ni actual, y tiene galones propios para ser disfrutable ajeno al gusto de cada uno dentro del mismo género. Un juego que personalmente, me ha sorprendido, porque si bien es cierto que lo esperaba con ganas, tenía ese miedo de saber qué me iba a encontrar exactamente. Por suerte, una grata sorpresa y un título que no dudaré en recomendar cuando tenga una conversión con alguien que necesite “un juego que de miedo o parecido”. Total, si busca eso es porque ya juegos con más nombres del género los habrá jugado. Y tiene este gran título en la recámara.