Hace un tiempo os pude hablar de esos juegos que ayudan en los malos momentos, haciéndote desconectar y a la vez disfrutar de la aventura, por lo que llegaba el turno de uno nuevo.
Mario Odyssey llevaba en mi estantería desde mediados de Noviembre, pero aún no me atrevía a insertar su cartucho en la Switch. ¿Por qué? Básicamente quería disfrutarlo, teniendo tiempo para mí, es decir… El momento idóneo.
Eso no ocurrió hasta principios de año, cuando por fin lo inserte en la portátil para empezar a darle caña. Llevaba un tiempo dedicándome a la lectura y volver al vicio se me hizo un pelin extraño, eso no quita que la aventura del fontanero me iba a llegar hasta el corazón.
Tras ponerme manos a la obra, no pude dejar de lado la consola por seguir explorando los mundos que había creado Nintendo. Me sorprende como le han dado una vuelta de tuerca a su estilo tras Mario 3D World en WiiU, aunque más bien fue la antesala a algo más grande.
La historia sigue siendo lo más simple y es que por **** (pongamos cantidad exagerada), Bowser secuestró a la Princesa Peach para casarse con ella. A partir de ahí, Nintendo te coloca a Cappy de compañero y tendremos que explorar una serie de mundos persiguiendo a Bowser.
¿Simple? Si, para que lo voy a negar, pero a la vez… Original. Necesitaba un juego que me relajase y la Odisea que he vívido con Mario/Cappy es lo que buscaba.
Cuando tenía tiempo, me ponía a explorar sus mundos, ya que no sé como lo hacen, pero te tientan a seguir explorando cada rincón. Da igual que sea una esquina, pared secreta, una isleta en lo más lejano, etc al final acabas moviéndote por curiosidad y conseguir la cantidad que puedas de los coleccionables.
Finalmente acabas desconectando del mundo exterior y disfrutas cada segundo de la aventura. ¿Necesitaba este juego? Si, ya que he sido reacio a algunos Mario por su simpleza y poca innovación, repitiendo su formula una y otra vez. Odyssey es un caso especial, el mismo que Zelda Breath of the Wild, donde han querido innovar un poco y ofrecer un juego que casi nadie esperaba.
Me es difícil aceptar que Nintendo me este ganando en esta generación de consolas, ya que estaba algo cansado de algunos lanzamientos recientes. Breath of the Wild, Xenoblade 2 y Mario Odyssey me están devolviendo la fe en una industria que poco a poco se esta centrando en las cajas de botín, DLC desorbitados o centrándose en lo digital. No quita que Nintendo se haya sumado al tema DLC, pero los suyos no se pueden comparar a los del resto.
Sus juegos me están ayudando muchísimo en distintos aspectos de mi vida, aparte de la lectura, y es algo que agradeceré toda la vida. Aun quedan muchas sorpresas a lo largo de 2018, por lo que espero que me sigan sorprendiendo y viva una nueva Odisea.